Si bien siempre hay uno o dos estudiantes en cada clase que parecen estar programados para sobresalir, la realidad es que la mayoría de los niños necesitan desarrollar sus habilidades organizativas, estrategias para los exámenes y hábitos de función ejecutiva con el tiempo. Cuando las escuelas se toman el tiempo para enseñar explícitamente técnicas de estudio, brindan a los estudiantes una ventaja a largo plazo que se extiende mucho más allá del aula.
Las habilidades de estudio se pueden aprender
La excelencia académica no es un don innato para la mayoría; es un comportamiento que se puede aprender. Muchos estudiantes creen erróneamente que simplemente necesitan "esforzarse más", pero la verdadera clave del éxito es aprender a trabajar con mayor eficacia. Mediante lecciones específicas, los estudiantes pueden desarrollar hábitos concretos que hacen que la escuela sea más llevadera y gratificante.
Habilidades de la función ejecutiva
La función ejecutiva, un conjunto de habilidades mentales que incluyen la memoria de trabajo, el pensamiento flexible y el autocontrol, es esencial para el éxito académico. Estas habilidades permiten a los estudiantes iniciar tareas, organizar sus materiales, planificar y priorizar tareas, y gestionar su tiempo eficazmente.
Una práctica útil es que los estudiantes reflexionen sobre sus propias fortalezas y debilidades en áreas como la organización, la gestión del tiempo y el comportamiento orientado a objetivos. Esta autoconciencia les permite establecer metas personales alcanzables y desarrollar las herramientas necesarias para monitorearlas y alcanzarlas.
Construyendo sistemas organizacionales
La organización es una habilidad fundamental que impacta directamente en el rendimiento académico. Los estudiantes se benefician de revisar periódicamente sus cuadernos, carpetas y archivadores para mantener los materiales ordenados, etiquetados y accesibles. Saber qué conservar y qué desechar, y tener un sistema para controlar los materiales, puede reducir el estrés y mejorar la concentración.
La gestión del tiempo es igualmente importante. Los estudiantes a menudo sobreestiman o subestiman el tiempo que les toma completar la tarea o estudiar para un examen. Al registrar cómo dedican su tiempo a las rutinas nocturnas —incluyendo la cena, la tarea y la preparación para el día siguiente—, los estudiantes desarrollan consciencia y pueden adaptarse para evitar el agotamiento y el estrés de última hora.
Manejo del estrés y preparación para los exámenes
Los exámenes son una fuente importante de estrés para muchos estudiantes. Aprender a prepararse eficazmente, reducir la ansiedad y rendir bajo presión es crucial. Los estudiantes se benefician al aprender técnicas específicas para estudiar, predecir posibles preguntas del examen y retener información.
Incorporar ejercicios de atención plena también puede ayudar a los estudiantes a tranquilizarse antes de un examen importante. Estas estrategias calmantes contribuyen a la concentración y la confianza, haciendo que los días de examen sean más llevaderos y menos abrumadores.
Reflexiones finales
Las habilidades de estudio son precisamente eso: habilidades. Con una enseñanza intencionada y práctica constante, los estudiantes pueden aprender a estudiar de forma más inteligente, no más arduamente. Con las herramientas y el apoyo adecuados, estudiantes de todos los orígenes pueden desarrollar los hábitos necesarios para prosperar académicamente y gestionar las presiones de la vida escolar con confianza.