Los niños aprenden más en sus primeros 2.000 días que en cualquier otro periodo de seis años de su vida. Los estudios han demostrado que los niños educados en un entorno multilingüe son más propensos a aprender nuevas lenguas más adelante.
Se ha descubierto que las mentes multilingües son más ágiles y adaptables, resuelven mejor los problemas y tienen mejor memoria. Su capacidad de planificación, impulso, concentración y aprendizaje para descartar información irrelevante es mayor. El cerebro bilingüe es más flexible, alterna entre dos lenguas y permite a los niños pensar y hablar en cada una de ellas, en lugar de traducirlas.